miércoles, 21 de julio de 2010

Ultima entrada en el diario de un guerrero caído en batalla


El paso se hizo cada vez más pesado desde que partimos de Middenheim. La ciudad había sido devastada por un asedio atroz y hemos visto los rostros de la desesperación antes de acercarnos siquiera a la batalla. Pagamos la incorporación, de los pocos soldados que resistieron, a un precio demasiado caro, pues la moral del ejército ahora se arrastra como nuestros pies en la grava. El horizonte ya no es tan promisorio como antes y la voluntad de llegar se quiebra con el miedo de lo que se avecina.
Habíamos acampado al anochecer y yo me había sentado al calor de una hoguera para calmar el temblor de las piernas, el ardor de los hombros y los gritos de mis pensamientos. Bebí y comí acompañado de camaradas para luego arrojarme a los brazos de un sueño reparador. Tal vez nunca sepa exactamente qué los motivó, pero lo cierto es que, mientras me debatía con mis ojos entreabiertos que querían despertar, observé como un grupo de hombres aprovechó el cansancio del viaje que castiga a los soldados, para fugarse entre las sombras y el silencio de la noche hacia el bosque, alejándose del campamento, de la columna y seguramente de la batalla que se aproxima. Ratas que abandonaban el barco cuando el miedo de la muerte  es más fuerte que el honor y la gloria. No dije nada de aquello, pues derramar el rumor de tal deshonra puede producir un derrumbe insostenible del poco valor que queda entre nosotros. De esa forma solo a mi me temblaran las manos y las piernas y seré yo quien no podrá levantar su escudo y su arma contra el enemigo cuando mi corazón acobarde mi cuerpo en pleno enfrentamiento. Guardaré el secreto como una carga que me da la certeza de que ya no marcho hacia la guerra, sino hacia mi muerte.
Malditos desertores, pensé.
Son unos cobardes, juzgue.
¡Como los envidio!

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Este relato, corresponde a una partida jugada el 15 de julio.
Fue una partida donde los jugadores tuvieron enorme libertad de escoger importantes decisiones que repercutirán en una campaña que ya esta en su etapa final. Siempre confío en que es importante hacer que los jugadores se enfrenten a situaciones donde deban usar su criterio para elegir como salir de situaciones o enfrentarse a ellas. En este caso, los pjs tuvieron que escoger si acompañar a la suma de todos los ejércitos del Imperio (Warhammer Fantasy 2da edición) para enfrentarse en una supuesta batalla a las hordas del Caos, en la que podría ser la contienda definitiva que decida el futuro de los tiempos, O ir en busca de aquello que pudo originar la última incursión. Como podrán observar en el relato, los pjes escogen esta última opción abandonando su participación en lo que puede ser la madre santísima de todas las batallas. 
Sinceramente yo todavía no me decido que escogería.